Mientras Independiente teme por el descenso, el motivo de Racing para celebrar

Hoy se cumplen 23 años de un acontecimiento trascendental en la trayectoria de nuestra querida Academia: la apertura del Predio Tita Mattiussi. Una proeza admirable de la gente de Racing para su club en medio de una situación muy adversa: crisis económica en el país, la entidad en quiebra y bajo intervención judicial. Con mucho amor por estos colores, esfuerzo y trabajo voluntario, un grupo de aficionados le dio a Racing un patrimonio con pasión por El Primer Grande.

Racing vivió una época de deterioro en su institución durante los años noventa. Las pésimas gestiones de los recursos del club provocaron que para mediados de 1998, Racing tuviera una deuda cercana a los 62 millones de dólares. Ante esa situación crítica, el presidente Lalín, que había asumido hacía solo seis meses, solicitó la quiebra de la entidad.

La situación de Racing era tan grave que sólo se sucedieron más malas noticias para el club: se fueron la mitad de los dirigentes, se terminaron todos los contratos salvo los de la televisión, y se inició la venta de los bienes del club. Según el juez Gorostegui, la deuda provisional era de 34 millones, por lo que el presidente de la AFA, Julio Grondona en febrero de 1999 impulsó un proyecto de salvataje al club.

Ante el posible cierre de Racing, la gente académica se congregó en la sede a reclamar. Allí se produjo la famosa imagen del expresidente Lalín golpeado en su cara con un tambor. Se resolvió entonces aplazar el inicio del Clausura 99, que debía ser el domingo 7 contra Talleres de Córdoba.
Ese domingo 7 de marzo lo conocemos como “El día del Hincha de Racing” porque la gente de la Academia colmó el Cilindro y el equipo no salió.

¿Para qué se usa el predio?

Se emplea como lugar de preparación de las categorías menores de fútbol. También es el lugar oficial para los encuentros de los jóvenes en los que Racing juega de local y donde se realizan las evaluaciones para jóvenes del club, entre otras acciones.