Por Eduardo Ayala
Si bien se marchó por la puerta de atrás hace poco tiempo y peleado con Fernando Gago, nadie puede objetar que Maxi Morales es una de los jugadores más destacados que surgieron de nuestras inferiores. Su paso destacado fue el primero, en donde la rompía en una época difícil del club, el cual peleaba año a año evitar descender. Incluso, estuvo en esa recordada Promoción ante Belgrano de Córdoba.
Su enorme producción le permitió emigrar hacia Europa, exactamente al Atalanta de la Serie A en donde es ídolo, al igual que en el New York City, en donde ahora está nuevamente. Pero en su mencionada primera etapa tuvo a un socio fugaz pero eficiente dentro del campo de juego: Nos referimos a Erwin Ávalos, emergente estrella de Paraguay que venía de tener pasos aceptables por el Santos de Brasil y el Toluca mexicano.
Tras debutar en las redes marcándole nada menos que a San Lorenzo de Almagro (derrota 3-4), hizo lo propio ante Vélez Sarsfield y mostraba lindos destellos, entendiéndose bien con Frasquito. Pero eso duró poco tiempo, y tras perder la titularidad luego de bajar notablemente el nivel, Racing decidió no comprarle el pase a Toluca, por lo que regresó allí. Tras ser un trotamundos, ahora tiene un negocio paralelo.
Tuvo dos pasos por el gigante paraguayo de Cerro Porteño, en donde nunca logró destacarse como esperaban. Igualmente allí se dio el gusto de ser campeón en cuatro oportunidades, teniendo allí un total de tres ciclos. Pasó por Chacarita Juniors, 3 de Febrero, Sol de América y el ignoto 16 de Agosto de Caazapá. Ahora, según el medio Infobae, tiene una pizzería en Lanús llamada Bodegol.
29/02/2024
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